Hoy estamos en plan exótico, por lo cual degustaremos una variedad procedente de las lejanas tierras polacas.
Una rubia que por su color y graduación del 5,6% podría parecer en un primer momento una cerveza más de uso habitual. Sin embargo, ya en el primer trago nos sorprende su buen sabor cercano al cereal amargo, más característico de otras cerveza más oscuras y de mayor graduación. Con un toque justo de gas se bebe con facilidad y su envase de medio litro es perfecto para una ración personal.
Esta modalidad quedaría muy bien situada en los grifos de muchos bares, en lugar de otros desastres cerveceros que suelen embotellar en vidrio verde y publicitar hasta la saciedad en eventos deportivos y musicales. Con todo mi pesar me temo que mi deseo no será posible, aunque quien sabe, a lo mejor esto lo lee alguna mente con poder directivo y me hacen caso. Además me apuesto que sus costes de importación y distribución no serían muy caros proveniendo del país del que viene y que quizás fuera un buen negocio para las economías de ambos países. A ver si alguien recoge el guante.
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