Hoy vuelve a ser uno de esos días en los que ver el telediario me crispa los nervios y me hunde la moral. Y esta vez es por varios motivos.
El presidente Zapatero publica sus medidas contra la crisis. Su medida principal era no hacer nada y esperar a que pasara el tiempo a ver si con suerte venía otro a arreglar la situación o se arreglaba sola. Como no le salió bien la jugada hace lo más cobarde que es proponer que paguen el pato los de siempre, la clase media y baja. Eso sí, a las inmobiliarias, constructoras y bancos que organizaron el pitote, en lugar de meterles mano les inyectó tropecientos mil millones de euros que a saber en que bolsillo estarán ahora. Mientras yo, pobre currito, voy a tener que apoquinar por algo que ni de refilón me concierne. Luego están los sindicatos, que en teoría deben defender al trabajador, proponiendo soluciones como siempre constructivas, como hacer una huelga general. Y no me olvido de la maravillosa oposición, más interesada en que esto se vaya a pique para hacerse con el poder y con la enseña de salvadores de la patria. Lo tienen fácil, con llegar y decir que la culpa es de los que estaban antes tienen la disculpa perfecta para cubrirse de gloria. No es justo.
Y hablando de justicia, van a procesar al juez Garzón. El único con arrojo suficiente (por no decir cojones), para meterse con la corrupción política de los dos únicos partidos españoles (corrupto uno y el otro también), con el narcotráfico, con ETA, con el dictador Pinochet y con los crímenes del franquismo. Y todo por haber cometido el desliz de ensuciar su currículum metiéndose en política hace dieciseis años. Qué pais, en cuanto tocas ciertos hilos te quitan del medio en un abrir y cerrar de ojos.
Así que no me queda más remedio que llamar a Robin Hood, aquel que robaba al rico para dárselo al pobre. No quiero que llegue a delinquir, pero sí vendría bien que pusiera a unos cuantos en su sitio y que repartiera mejor las responsabilidades de este país que tiene lo que se merece.
Resumiendo he repartido palos para: Zapatero, la oposición, los bancos, constructoras e inmobiliarias, los sindicatos y el poder judicial. Y como siempre, no servirá de nada.