De la mano de las asociaciones de vecinos AVECARSA y ARATOR, tuvimos el enorme privilegio de visitar in situ el campo de batalla de Los Arapiles. La excursión fue precedida el viernes 22 con una pequeña charla a manos de dos expertos sobre el tema, Miguel Ángel Martín Mas y José María González, que nos introdujeron de forma amena en lo que veríamos al día siguiente. Miguel Ángel nos situó la batalla dentro de la Guerra de la Independencia o Guerra Peninsular según los ingleses, atendiendo a los prolegómenos y derivaciones posteriores del evento, y José María se centró en la lucha de guerrillas llevaba a cabo por las tropas españolas en dicha guerra. Fue un aperitivo que nos supo a poco deseosos como estábamos de que llegara el día siguiente y poder ver en directo buena parte de lo que nos habían contado.
Vista panorámica de los dos Arapiles
Partimos al día siguiente a las 9 de la mañana porque se avecinaba un día de calor que nos hizo imaginar el sufrimiento de los contendientes pues las condiciones climáticas de aquel 22 de Julio de 1812 fueron parecidas. Lo primero que llama la atención del terreno, y que es fundamental para entender el devenir de la batalla, es que lo que en principio parece llano no lo es. Según nos contaron, el duque de Wellington, al mando de las tropas aliadas formadas por ingleses, portugueses, alemanes y españoles entre otros, tuvo la capacidad de esconder sus tropas utilizando los tesos y vaguadas que pueblan la zona. Puede parecer increible tratándose de grupos de cinco mil hombres, pero os aseguro que es verdad una vez visitada la zona.
Según pasaba la mañana, subimos al Arapil Chico, al Grande y por último llegamos al Centro de Interpretación de la batalla en el pueblo que le da nombre. Fuimos haciendo paradas en los lugares estratégicos del acontecimiento, donde nuestros guías fueron describiendo como sucedieron las horas de batalla hasta concluir en la derrota francesa que a la postre iniciaría la debacle del imperio napoleónico.
El Arapil Grande visto desde el Chico
No me extenderé más en el tema pues sigo aprendiendo cosas y espero que en fechas próximas, cercanas al bicentenario de la batalla, pueda contaros algún detalle más. Solamente dar las gracias a los organizadores y guías por lo bien que lo pasamos durante la jornada. En realidad nos supo a poco ya que es un tema que teníamos pendiente desde hace mucho tiempo y las expectativas creadas no fueron en vano. Espero que las fotografías os ayuden a haceros una idea de la magnitud de la batalla y que sirva para que valoremos un poco más nuestra historia, desgraciadamente olvidada muchas veces y tratada con más interés fuera de nuestras fronteras.
El Arapil Chico visto desde el Grande. Al fondo la ciudad de Salamanca
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