La espada rota de Poul Anderson

Quien lea este libro a estas alturas de la vida, cuando llevamos en nuestra memoria un amplio y variado bagaje de historias de fantasía o espada y brujería o como queramos llamarlo, puede que le resulte un tanto infantil o inocente, aunque no por ello esté desprovisto de muerte y momentos escabrosos. 
Este ha sido nuestro caso y esta ha sido nuestra opinión al respecto, que por cierto es muy parecida a la que vivimos al leer el hobbit de Tolkien por primera vez. No por ello queremos desmerecer estas obras, ni mucho menos, simplemente valorarlas en su correcto contexto, que no es otro que hace más de sesenta años como pioneras de este género literario.
Imposible ya para nosotros vivir aquellos momentos de los años cincuenta, por eso queremos darles en la actualidad el respeto que se merecen y agradecer a sus autores el glorioso camino que abrieron para nuestro deleite.
Y para aquellos que todavía no lo hayan leído, sólo insinuarles que aquí encontrarán elfos y trolls en estado puro y casi primigenio, recién salidos de sus raíces nórdicas sin contaminación ni alteración posible. Que lo disfruten como bien se merece.

Peaky Blinders

Hazañas y desventuradas del clan Shelby, gitanos de Birminghan que con Tommy al frente se buscarán la vida en los duros años que vinieron tras la Primera Guerra Mundial. Una guerra que como excombatientes en los campos de Francia los dejó marcados de por vida en cuestiones como el amor, la violencia y sobre todo la supervivencia.

De esta serie me ha gustado la combinación que hace de banda sonora moderna en una ambientación de tiempos antiguos, una mezcla que a mi parecer funciona a la perfección.

De los personajes: Tommy Shelby, cabeza pensante del grupo, destacar la eterna compañía del cigarro en su boca y en menor medida del vaso de alcohol en su mano, además de una característica forma de andar que no deja indiferente.

Por otra parte, no puedo evitar las comparaciones con los Hijos de la Anarquía, puesto que comparten muchos elementos de la trama adaptados cada uno a sus diferentes épocas y países.  Siempre presente esa lucha por hacerse legal tras años fuera de la ley, que nunca sale barata ni fácil, y cuyo principal motivo no es otro que el amor a la familia. Esto no sé si es bueno o malo, a unos les empujará a verla y a otros quizás a ignorarla. En vuestra mano está la elección.

Y gracias a mi sobrino Fran por la recomendación (guiño).