Casi tres años nos ha costado alcanzar el nivel 40 de Pokemon Go. Atrás han quedado mil aventuras desde los rincones del barrio y del pueblo hasta países lejanos o incluso dentro del mismísimo mar Cantábrico. Hubo también algún que otro incidente con herido leve y broncas de diverso calibre que ya nunca olvidaremos.
Lo que empezó siendo un juego individual pasó a ser interactivo fomentando el contacto con otros entrenadores. Se dieron situaciones muy curiosas y comprometidas debidas a la rivalidad con los otros equipos. Gracias a esta experiencia hemos conocido a gente muy interesante y muy particular sobrepasando todas las fronteras imaginables.
Y lo más curioso de todo es que a mí no me gustan los Pokemon. Empecé a jugar arrastrado por mis hijos que poco a poco fueron cediendo en mí las diversas labores que el juego exigía. Porque lo bueno de esta aplicación es la dinámica. Eso de tener que salir a la calle a buscarte la vida, recorriendo kilómetros y jugándotela para conseguir el tan preciado ejemplar que te falta, es lo que realmente da vida al juego (a pesar de haya muchos flys tramposos que han hecho bastante la puñeta).
En su momento se oyeron rumores de que iban a crear algo parecido con la temática de Juego de Tronos, cosa que hubiera estado muy bien pero que al final no cuajó. Ahora han sacado la versión de Harry Potter que tampoco es de mi agrado y que no voy a jugar. Por lo tanto, espero que se retome el tema de Juego de Tronos u otro que me interese para que el juego sea pleno al cien por cien.