Como siempre, todo un placer volver a
leer al gran Abercrombie con todos sus buenos alicientes: grandes
personajes con cualidades propias que te llenan y te identifican de
lleno a su favor o en su contra, con la habilidad de poder cambiar
del plano principal al secundario sin ningún problema; los toques de
magia y fantasía en su justa medida, sin pasarse ni quedarse corto;
un gran final que nos deja expectantes y con ansias de cara a la
tercera y última parte... Pero sobre todo destaco algo que ya me
llamó la atención en la primera parte (ver reseña) y que se ha
confirmado en esta segunda: esta serie es un manual de crecimiento
personal tanto interior como exterior, donde el ciclo
maestro-alumno-maestro se repite de forma continua, con un gran
número de sentencias muy útiles y aplicables a nuestra vida
cotidiana y que citaré a continuación:
“Nadie tiene mucho tiempo, y el
tiempo que pasas compadeciéndote es tiempo perdido.”
“La modestia es para quienes no
tienen nada de qué alardear.”
“El momento en el que pares será el
momento en el que mueras.”
“Mejor ser temido que temer.”
“Los necios se jactan de lo que
harán. Los héroes lo hacen.”
“Los enemigos son el precio del
éxito.”
“Lo primero que aprende un orador
sabio es a guardar silencio.”
“La venganza solo camina en círculos.
Parte de la sangre y regresa a la sangre.”
“Cuando algo debe hacerse, lo único
que se gana posponiéndolo es dolor.”