"Puesto que es la hora y tenemos la edad, iniciemos el trabajo"
Tremenda la trama de este cómic que deja al Código da Vinci y toda su polémica a la altura de un cuento de hadas para escolares. Aunque no llegó a tanto la repercusión de esta obra, el autor lo advertía por si acaso en las primeras páginas: "El Triángulo Secreto no es más que un relato novelesco, y le ruego al lector que lo lea como tal."
El gran secreto que se esconde tras sus páginas es peligroso a más no poder, tanto en su contenido como por todo lo que acarrea, que no es otra cosa que numerosas sociedades secretas detrás de él, unas para preservarlo y otras para destruirlo, sin saber muy bien quién es quién, quién es el bueno y el malo y en quién debemos confiar. Masones, Templarios, los Guardianes de la Sangre, la Logia Primera... todos detrás de este gran meollo que va dejando un gran rastro de sangre por donde se desplaza.
El protagonista Didier Mosèle, que por cierto se da un aire a Iker Jiménez, se verá incluido en la espiral del misterio por su trabajo y su condición de masón novato. Martin Hertz, masón más experimentado, será su guía aunque le irá suministrando información de manera muy somera. Cada una de estas revelaciones nos conducirá al pasado por Francia, Italia y Tierra Santa mostrando pequeñas historias que completan la trama.
Estos temas no me son ajenos, ya que los manejo desde hace muchos años y ya no causan en mí la sorpresa y estupor que produjeron en su principio. Y como se dice en la obra, yo también tuve un momento en que "mi espíritu parecía un odre vacío", y solté algún exabrupto del tipo ¡Hostias! al estilo del protagonista cuando descubre alguna pista nueva. Hoy ya lo tengo superado y asimilado aunque de vez en cuando vuelven a mi memoria para tambalear un poco más los cimientos adquiridos durante una gran parte de mi vida.
Ignoro como se ha llevado a cabo la elaboración de esta obra, en la que participan numerosos dibujantes además del guionista. Quizá haya sido este equipo tan grande lo que me ha llevado a observar mi primer error de raccord en el cómic, y es que el personaje del Mariscal Magnan aparece con pelo blanco en unas páginas y en las siguientes lo tiene marrón ¿o pasó por la peluquería entre escena y escena?
En cualquier caso son cuestiones menores para una gran obra que no acaba aquí, pues continúa en INRI, que ya está siendo devorada con deleite por mi persona. Y como soy bien nacido, agradezco a la Biblioteca Torrente Ballester la deferencia mostrada al adquirir dicho ejemplar tras mi petición.
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