Anoche tuve el gran placer de compartir la nochevieja rodeado de familia y amigos, lo cual ya es digno de mencionar y tiene su gran valor. Aparte de una abundante y sabrosa cena y unas divertidas uvas, la noche albergaba lo que sería una grande y agradable sorpresa.
El cuñado Eloy sacó de su bodega secreta una botella procedente de las siempre entrañables tierras escocesas. Reconociendo una vez más mi extensa incultura, me encontré frente a frente con un whisky de características sublimes, el Inver House, perteneciente al Clan de los Donald, señores de las Islas del Noroeste escocés. Nos conocimos despacio, con respeto mútuo, para ir poco a poco intimando hasta caernos bien y hacernos tan amigos como para darme ganas de vestir el tartán verde que identifica a la familia.
Después de la agradable velada, sólo quedaba esperar unas horas para finalizar la prueba de fuego, que como no podía ser de otra manera fue positiva. Me levanté tarde pero con todas mis condiciones físicas y mentales estables, sin resacas ni visitas nocturnas al escusado. Por todo esto, ratifico mi unión desinteresada y duradera al Clan Donald y a sus exquisitos productos, con el firme propósito de coincidir de nuevo lo antes posible.
Feliz año 2010 a tod@s.
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