Llevo siguiendo la pista
Stanich desde que una tarde un tal Metralleta Joe me acribillara a
balazo limpio mientras iba en mi coche escuchando Radio 3. Desde
entonces recorro el Camino Ácido tras sus pasos, con la tranquilidad
de que siempre habrá algo que tomar durante el trayecto.
No tengo ni idea quién es
el Señor Stanich, pero tengo claro que ha pasado a formar parte de
mi club de barbudos favoritos. Me gusta su forma de hacer música y las historias que cuenta, aunque a veces se difícil entender su pronunciación. Me lo imagino como una mezcla de Coque
Malla e Ivan Ferreiro que espera en un cruce recordando a Robert
Johnson mientras decide que dirección tomar. Para hacer la espera más
llevadera va tomando tragos de tequila y piensa si girará a la
izquierda rumbo a Ciudad Lisergia o hacia la derecha camino a Peyote
Town.
He estado a punto de
atraparlo en dos ocasiones y dos veces se me escapó. Ambas fueron dolorosas pero una más porque vino
acompañado de parte del club de barbudos favoritos, estos
procedentes de tierras arizónicas. Por eso le aviso y le advierto
que a la tercera no se me escapa ya que ardo en deseos de ver como se
las gasta este elemento fuera de las pistas digitales y con un buen
puñado de testigos delante de él. Y agradecerle el guiño de haber incluido en su camino una versión del Río aquel, una canción que significa mucho para mí.
3 comentarios:
Un buen amigo me dijo que lo pusiera en casa. Ahora que te he leído le estoy dando un tiento. La versión de Migue Ríos de 'El Río' es atrevida :)
Hay canciones que mejor no tocar, penosa versión de El Río. Esta vez no comparto el gusto Mr.Gibson
Señores, no está tan mal la versión. Y si no, escuchen más las otras canciones que es donde está toda la chicha.
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