Roma 2009 D. C.

Mil quinientos noventa y nueve años después de que Alarico y sus godos saquearan Roma, las huestes blaugranas escribieron con letras de oro su gran victoria en la ciudad eterna.

Tras las dos conquistas nacionales previas, quedaba poner la guinda al pastel proclamándose campeones de Europa. Y así fue, en la primera final que recuerdo haber estado todo el partido por delante sin sufrimientos hasta el último minuto ni situaciones próximas al infarto.
Ha sido la final más supersticiosa de todas. Las pitonisas y oráculos de Roma mandaban sus señales por medio de la naturaleza y el talismán mágico volvió a funcionar por segunda vez.
La primera señal apareció hace unas semanas, cuando el las Islas Baleares Samuel Eto'o falló estrepitosamente multitud de ocasiones de gol. Estaba claro que marcaría en la final.
El martes anterior a la final se produjeron las señales definitivas. Según iba al trabajo en el coche, me topé con dos serpientes atropelladas en la carretera, los dos goles el Barça, y justo antes de llegar un zorro se cruzó en mi camino, el zorro de la suerte. (Que venga Iker Jiménez y estudie el caso).
Y la réplica de la Pirámide de Kukulcan, venida desde las tierras del Yucatán, transmitió energia cuando Iniesta marcó ante el Chelsea en el último instante, y ayer nos acompañó todo el partido hasta la victoria final.
Mal fario para Cristiano Ronaldo, que demostró su falta de madurez y chulería. Si lo ficha el Madrid, quedará marcado para siempre.
Me gustaría recordar en estos momentos de gloria al Tío Mario, al que le debo ser barcelonista. Y a Antonio, que aunque vivía rodeado de enemigos merengues siempre fue fiel a sus colores. Ojalá lo hayais disfrutado tanto como yo.
Culés del mundo, hemos hecho historia. El triplete ya es nuestro.

¡Força Barça!