Antes de leerlo (hace tiempo ya), escuché mil comentarios del tipo no hay quien lo lea, no se entiende nada, menudo tostón. Y como tantas otras veces no hice caso y lo leí. Y acerté. El problema no es el libro, sino los lectores que no están preparados para leerlo. Podría decirse que es el propio libro quien elige a sus lectores. La primera parte es un filtro con el tamiz muy fino, que solo deja pasar a los que realmente están preparados (o iniciados) para ello. Hay que haber leído mucho sobre temas de misterio o esotéricos para que no suene a chino la ingente cantidad de información que Umberto Eco destapa al principio del libro. Aquí abandonaron la mayoría de los lectores que luego lo criticaron, sin saber lo que luego se perdieron. Y el resto de la novela, una gran historia con un mensaje muy claro “quien se arrima mucho al fuego se quema”. Cuidado con estos temas porque hay determinados aspectos vedados para los simples mortales, y si algún osado intenta alcanzarlos, ya se encargaran “algunos de los poderosos” de impedírselo.
Admiro a Umberto por la gran cantidad de cultura que posee. He leído otros de sus libros como El nombre de la rosa o Baudolino, que son totalmente diferentes al péndulo, y me maravillo del saber y conocimiento que atesora. Un gran humanista del que seguiré leyendo cosas.
1 comentario:
yo soy de las que no pasé de la primera página.
Se ve que todavía no soy una iniciada...
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