Ambientado en plena fiebre espiritista del siglo diecinueve londinense, iremos atravesando de la mano de distintos narradores, los límites de la farsa y el engaño y un pequeño atisbo de mágica sobrenaturalidad.
Una joven de pasado incierto y familia un tanto peculiar, se ve enredada en una serie de acontecimientos que la conducen a la tétrica mansión de Wraxford Hall, famosa por sus extraños sucesos y desapariciones.
Lo que parecia una novela de terror, es en verdad una novela negra con estilo romántico, en la que al fin lo extraño y fuera de lo normal queda reducido a una mínima parte y es solapado por una realidad triste y machista.
Son de agradecer las notas a pie de página sobre la cultura decimonónica británica y el guiño del autor a Bram Stoker y su Drácula situando parte de la novela cerca del cementerio de Whitby.
Lo que parecia una novela de terror, es en verdad una novela negra con estilo romántico, en la que al fin lo extraño y fuera de lo normal queda reducido a una mínima parte y es solapado por una realidad triste y machista.
Son de agradecer las notas a pie de página sobre la cultura decimonónica británica y el guiño del autor a Bram Stoker y su Drácula situando parte de la novela cerca del cementerio de Whitby.
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