Lo que iba a ser el Gran Miércoles
para unos confiados, altivos e inexpertos surfers se convirtió en
una dolorosa vuelta a la realidad. El mar nos puso en nuestro sitio
bajándonos los humos. El viento revolvía el mar y abundaban las
olas pequeñas y sin fuerza para llevarnos. Además costaba mucho
volver a entrar al mar y la corriente era fuerte y nos arrastraba
hacia las cercanas rocas, por lo que nos tocó remar más de lo
calculado en un principio con la consiguiente pérdida de fuerzas.
Pese a todo, conseguimos ponernos de
rodillas e incluso en alguna ocasión poner un pie sobre la tabla.
Con rapidez el agotamiento hace mella en nosotros, pero las ganas
pueden y luchas por coger una ola más, aunque al final acabes
comiéndotela de pico y tragando más y más agua. La remada inicial
de entrada al agua fue demoledora para mi. Yo remaba y remaba pero la
tabla no avanzaba, lo que hizo que en algún momento viera peligrar
mi salud y mi integridad, con un calambre en mi pierna derecha que
puso la guinda al pastel.
El futuro del Surf |
El continuo movimiento del mar fue una prueba de fuego para acabar de dominar el equilibrio sobre la tabla, ya fuera tumbado como sentado. Y así acabó el día, con las orejas gachas, un montón de agujetas y alguna que otra magulladura en nuestros cuerpos.
El día 4 no pude acudir al curso por
una contingencia familiar, pero por lo que contaron mis compañeros
fue un día idéntico al 3: mucho viento, el mar en continuo
movimiento y más cansancio y desánimo sobre nuestros maltrechos
cuerpos, aunque las ganas de seguir adelante no desaparecieron en
ningún momento.
2 comentarios:
Está claro amigo, nadie dijo que fuera fácil. De todos modos tengo confianza en que en estos episodios vas a coger alguna ola ; )
Saludos Mr.
Aquí ya se olía la mieditis de acabar el curso sin coger ni una ola...
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