No es casualidad que el Tío Stan montara su Cabaña del Misterio en Gravity Falls. Más que nada porque este pueblo de Oregón ostenta uno de los más altos niveles de aparición de sucesos paranormales en su territorio. Razón más que aprovechable para montar un chiringuito donde timar a los turistas que se acercan en busca del misterio. Y por supuesto, también es un lugar perfecto para que un par de hermanos pasen allí el verano porque aventuras no les van a faltar.
Esta serie de dos temporadas (por el momento), me ha parecido el vehículo ideal para adentrar a los más pequeños en el mundo de los misterios. Lo hace de forma divertida y sin asustarlos a pesar de que en sus capítulos pululen zombies, objetos mágicos, monstruos de distinto calibre, extraterrestres o entidades de otras dimensiones que en otro contexto estarían fuera del alcance de sus jóvenes y esponjosas mentes.
Aparte de una caterva de grandes personajes, incluye una más que pegadiza sintonía y un sinfín de merchandising que coleccionar. Dábamos por hecho que con estas dos temporadas la serie estaba finiquitada, pero han surgido rumores de una posible continuación y sólo pido que sean de la misma calidad que las ya estrenadas, donde recuerdo con admiración sus episodios finales, donde la emoción y el suspense alcanzaron su grado máximo.
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