Una melodía moderna sonando a través de un viejo piano sirve de nexo entre el pasado, el presente y el futuro. Esas notas remueven mis recuerdos y me llevan hasta un vaquero de ojos mercuriales que persigue sin piedad a un "afortunado" turista en un exclusivo parte de atracciones. Corren los años 70 y la idea ya está fraguada.
Casi cincuenta años después, aquellas almas de metal han avanzado tanto que aparte de ser difíciles de distinguir de un ser humano original, han empezado a adquirir conciencia de sí mismos y piden independencia para dejar de sufrir los abusos de los caprichosos visitantes. Parece que el sueño recurrente de Dolores ha llegado a su fin.
Aunque había indicios y posibilidades de continuación, tras ver la primera temporada suponía que quedaría en eso, en una única temporada con un final aceptable y concluyente, pero cuál sería mi sorpresa al conocer que en breve se estrenaría la continuación. Y aquí espero que llegue ese momento con la mirada penetrante y el paso determinado de Yul Brynner metido en mi cabeza sin poder quitármelo de encima y con la duda de si no habrá ya entre nosotros alguno de ellos esperando la oportunidad de cobrarse venganza.
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