Un añito de espera para continuar la
road movie de estilo fantástico donde un grupo de enanos y un par de
famosos ayudantes van en busca de su montaña perdida y de todo el
oro y riquezas que contiene. Y bien ha merecido la pena porque me he
dejado llevar por todos los increíbles escenarios, trepidantes
secuencias y variopintos personajes para pasar un largo y agradable
rato.
Pensaba que habría un pequeño resumen
para recordar a los más olvidadizos lo ocurrido en la primera parte
pero no ha sido así. La acción comienza de inmediato y sin pausas
de principio a final, pasando por algún pasaje que se
podría hacer algo largo pero que se compensa con otros aderezos. Y
para no destapar mucho la trama, destacaré lo que más me ha gustado
sin darle mucho a la tecla y de forma individualizada para que no se
establezcan muchas relaciones:
Igual que en la primera parte, los
viajes privados de Gandalf que en el libro quedan vacíos, se
muestran aquí de forma clara con el claro objetivo de enlazar con lo
que vendrá en la trama del Señor de los Anillos; unos cuantos elfos
famosos se unen a la cuadrilla para darle más aliciente y largura a
la narración; pero sin duda lo que más me ha llamado la atención
ha sido la secuencia de los barriles que es alucinante, no da tiempo
apenas de fijarse en todos los detalles que se muestran mientras los
enanos están en remojo; y lo máximo ha sido la voz del dragón
Smaug, melosa y cautivadora, tan pronto somos una presa esperando
que nos devore como mantenemos con él la más interesante de las
conversaciones.
Y ahora a esperar otro añito para
deleitarnos con el capítulo final de la serie. Unos dirán que se ha
alargado artificialmente en demasía el libro original de Tolkien, y
aunque es la pura verdad, se ha hecho de una manera magistral y tiene
todos mis parabienes para volverlo a hacer en la próxima entrega.
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