El primer mandaloriano que conocí fue Boba Fett. Me lo presentaron como villano a la caza de Han Solo aunque como todo lo oscuro en esta saga tenía su poder de atracción. Su indumentaria que ocultaba su rostro, su nave "el Esclavo", su propulsor a la espalda y sus armas llamaban la atención con su magnetismo embriagador. Por desgracia murió devorado por un Sarlacc en Tatooine, o al menos eso es lo que se cree, porque he oído rumores de que no pudo ser digerido gracias a su armadura y fue escupido de nuevo al exterior.
Después conocí a Jango Fett, padre de Boba, pero no captó tanto mi interés por aparecer en la trilogía de precuela, películas que no fueron las mejores por cierto.
Y ahora llega Mando, que deja bien clara su personalidad caballerosa y honrada. Responsable y comprometido con su labor como caza-recompensas, pero sin dejarse llevar por injusticias o elementos que distorsionen sus valores. A la acertada elección de este personaje se une la del "objeto" de su búsqueda y que servirá de hilo conductor de toda la serie. Felicito sin dudarlo al que se sacó de la manga esta criatura y que tantas alegrías va a dar a la franquicia, que ya está pensando en una película entera para mostrarnos su enigmático origen.
Y siguiendo con el enorme placer que me ha transmitido el visionado de esta serie, añadir a otro gran personaje, el droide pistolero IG-11, una auténtica pasada en todas las facetas que muestra su papel.
Hay mucho más y todo es bueno, así que no sé a qué esperas para verla si no la has visto todavía.
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