Siete caminos hicieron al andar siete personajes muy diferentes. Poco tenían que ver los unos con los otros pero todos llegaron a confluir en la ciudad de Steelhaven, unos porque ya estaban allí y otros porque allí fueron a dar. Esos caminos se cruzaron, se enredaron, se fundieron durante un trecho, se separaron y alguno desapareció por completo. Pasó el tiempo (o mejor dicho las páginas) y aparecieron nuevos caminos recorridos por nuevos personajes que también fueron a dar con sus huesos a Steelhaven. Volvieron a enredarse, fundirse, separarse y desaparecer. Así hasta que se acabaron las páginas del todo y algunos caminos fueron tan fuertes que sobrevivieron y mantienen su trazado, esperando a ser recorridos de nuevo, ojalá más pronto que tarde.
Gran descubrimiento por mi parte de Richard Ford y su obra. Sí, así de claro y rotundo me pongo a mí mismo todos los laureles ya que fue por cuenta propia que encontré sus libros y decidí leerlos sin ningún tipo de referencia ni recomendación. Un gran acierto que quiero compartir con aquellos que lean estas lineas y puedan ir un poco más sobre seguro. Porque aquí van a encontrar los ingredientes que nos gustan para estos libros: mucha espada, mucha lucha interna de sentimientos, un poco de magia, una pizca de amor y mucha sangre y muerte por todos lados, porque no corren buenos tiempos para la ciudad de Steelhaven, y a esta pléyade de personajes no se les ocurrió otra cosa que juntarse allí en el peor momento.
Aunque la trilogía está terminada, si a su término nos referimos, el autor ha dejado más de una puerta abierta a posibles continuaciones. Supongo que lo hará en otros lugares de los Estados Libres aprovechando buena parte de los personajes creados, a los que sin duda esperarán nuevas aventuras.
Así que no lo dudes más, busca tu lugar en la muralla de Steelhaven. Tú eliges el bando, pero estate bien atento a quien está a tu lado y asegúrate de si puedes confiar en ella o él, porque probablemente de eso dependa tu vida.
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