No soy mucho de ver la tele, pero dadas las circunstancias favorables y la llegada a mis sentidos de la existencia de esta serie con opiniones más que favorables consiguieron que diera el paso. Además, su relativa corta duración, ocho episodios de menos de una hora, disipó las pocas resistencias que pudieran quedar en pie. ¡Y cómo me alegro de haberlo hecho!
Porque han sido muchas las cosas buenas que ha traído de nuevo a primera fila de mi mente esta serie. Tremendamente ochentera, para bien o para mal fue la década de mi infancia y su sello quedó grabado a fuego para siempre sobre mí. Los guiños que hace a películas de culto como los Goonies, Poltergeist, Alien, ET; a libros de Stephen King como Cujo, El Resplandor, Carrie o El Cuerpo; y otras obras míticas como El Señor de los Anillos, Dragones y Mazmorras, Star Wars o los juegos de rol no podían caer en saco roto y rapidamente ganaron mi confianza y mi adhesión incondicional a la serie, sin olvidar que también incluye buenas canciones de los Clash o Bowie. Igualmente ha removido mi olvidada memoria conspiranoíca con temas tan intrigantes como los experimentos MK Ultra (desde aquí mis saludos a Iker Jiménez).
Absorbido por completo por la trama de misterio e intriga, los personajes de diversas edades con sus correspondientes problemas y vivencias me han llevado de la mano con total placer hasta el desenlace final, o casi, porque la puerta ha quedado abierta a una posible, y más que propable debido al éxito cosechado, continuación. Aparte de la banda de chavales protagonistas, me quedo con dos personajes para mí esenciales en la historia: el policía Hopper, al que la vida lo mandó directo al infierno bien empapado en alcohol con golpes directos al corazón; y el increíble profesor Scott Clark, que debería ser espejo y ejemplo para todos los docentes del mundo, siempre abierto a dar una respuesta y una complicidad por muy extrañas y poco convencionales que pudieran ser las preguntas de sus alumnos. Si hubiera más profesores como él, las cosas serían muy diferentes en este mundo.
Antes decía que la puerta a la continuación está abierta y no tengo muy claro si quiero que la crucen o no los Hermanos Duffer (creadores de la serie y a los que seguiré a muy corta distancia), porque esta temporada ha sido genial y quizá la siguiente no sea tan buena porque no puedan mantener el alto nivel alcanzado con ésta. Pero ¡qué demonios!, que nos quiten lo "bailao" y adelante con el riesgo y que mueran los cobardes.
Pase lo que pase, gracias a los creadores por una obra tan magnífica que no me canso de recomendar a todo bicho viviente con el que me cruzo. Combustible para mantener la llama encendida, aunque no creo que haya peligro de que se apague por el momento.
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