Qué placer haber tenido el honor de degustar esta obra tan breve como deliciosa. Aparte de bien, me ha sabido a poco y me ha dejado con ganas de más. Pero estoy tranquilo, pues habiendo leído lo que he leído, sé que Abercrombie tiene argumentos y carrete para mucho tiempo, de lo cual me alegro mucho.
Aunque algunos de los personajes y eventos citados en el libro quedan ya lejanos en mi memoria (me dan unas ganas enormes de releer de nuevo sus obras, aunque no lo veo factible por el momento), ha sido más que agradable encontrarme con viejos conocidos que me hicieron pasar tan buenos ratos: Genial poder conocer a Glotka en sus años mozos, cuando era un espadachín chulo y prepotente y todavía no le habían bajado los humos los gurkos; estupendos los reencuentros con Gorst, Nicomo Cosca, Amistoso y sus combinaciones de dados, los norteños y sus motes; y sobretodo mi añorado Logen Nuevededos, en un breve pero intensísimo cara a cara rociado de sangre fresca.
De las que no tengo recuerdo, quizás porque son personajes nuevos y verdaderas protagonistas de este libro con varias historias a sus espaldas, son Shevedieh la ladrona y Javre la Leona de Hoskopp. Dos buenísimas intromisiones en el Círculo del Mundo que espero que vayan a más en obras posteriores. Aquí quiero apuntar lo que parece un error cronológico del autor, aunque una historia puede dar tantas vueltas que quizás sean sólo imaginaciones mías. Creo que el relato "En todas partes cuecen habas", que por cierto es el mejor para mi gusto del libro, que está fechado en el año 592, debería preceder al de "Tres son multitud", fechado en el 587. De todas formas, da igual, porque el libro es una auténtica maravilla. Con la única salvedad de que destiñe purpurina que ha manchado mis dedos después de cada lectura, aunque creo que ni eso es malo tampoco.
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