Tras la repentina aparición de la
plaga, los supervivientes intentan hacer de tripas corazón (buena
expresión para hablar de temas zombies) sobreponiéndose a los
síntomas del PASD (Post Apocalyptic Stress Disorder) que
inevitablemente sufren. Mark Spitz es nuestro protagonista, no el
famoso nadador ganador de medallas olímpicas, sino un chico joven
así apodado por una de sus acciones de supervivencia. La Zona 1 es
su destino final, una parte de la isla de Manhattan que deberá ser
limpiada de criaturas infectadas para posteriormente ser repoblada
por humanos sanos.
Desde la primera página, donde el
autor describe una vieja cámara de fotos, se nos da una idea de por
donde irán los tiros en cuanto a lo literario se refiere. Y me da la
impresión que la primera incursión de este escritor en este
mundillo zombie se va a quedar a mitad de camino a la hora de agradar
a sus lectores. A los buscadores de literatura quizás les eche para
atrás la temática de muerto viviente, y a los amantes de la
infección y sus consecuencias puede que les sepa a poco, ya que no
es la parte más importante de la narración.
Colson Whitehead interrumpe
constantemente la acción principal para insertar recuerdos de la
vida pasada del protagonista. No digo que esté mal conocer a nuestro
personaje, pero lo hace tan a menudo que muchas veces se pierde el
hilo. Cada interrupción es aprovechada para hacer crítica
social de nuestra sociedad y nuestras costumbres. Siendo más
exactos, lo que critica es la forma de vivir en los Estados Unidos
donde tiene lugar la acción, por lo que sus comentarios sobre ropas,
localizaciones, comidas y demás me suenan un poco lejanos por
desconocimiento de los mismos.
En la parte positiva, la costumbre del
protagonista de comparar a los zombies que se encuentra por el camino
con personas que conoció durante su vida me gusta. Esto hará que
algunos sean más fáciles de eliminar que otros, según los
prejuicios que despierten en su memoria. Una curiosidad es la
división de los muertos vivientes en dos categorías según su
comportamiento: skels y straggs los denomina. Y para
terminar (como no podía ser de otra forma), debo reconocer que me
ha gustado el final, con mucho ritmo y velocidad, quizás porque es
la parte más zombie del libro y la más entretenida ya sin las
continuas interrupciones precedentes.
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