Hoy tengo el corazón dividido. "Conozco" a Raúl Shogun desde hace tiempo y a él le debo el honor de haber podido conocer en persona al mítico Fernando Jiménez del Oso, cuando hace años fue invitado a su tienda para presentar uno de sus libros. También he hablado con Raúl varias veces sobre nuestro añorado José Antonio Cebrián y he comprado libros en su establecimiento más de una y de dos veces. Así que vamos al lío: Tengo dos noticias, una buena y otra mala ¿por cuál quieres que empiece?
LA BUENA
Decidí leer su libro de anécdotas sobre el cómic para aprender un poco sobre el tema y no andar dando palos de ciego en un mundo, como expliqué, al que regresaba tras muchos años de abandono. Y gracias a él puedo decir que soy un poco menos ignorante que hace unos días. Me ha descubierto que, como sospechaba, hay vida en el cómic más allá de los culebrones de superhéroes. Me ha picado la curiosidad sobre autores como Alan Moore, al que ya he hincado el diente empezando a leer V de Vendetta. Me he divertido un montón leyendo sus anécdotas sobre encuentros nocturnos con la Guardia Civil con el maletero lleno de cómics dando explicaciones de lo más variadas, y en cuanto al acertijo que propone no tengo ni idea. Se supone que una de las anécdotas del libro es falsa, ante lo cual sólo me queda rendirme y reconocer que la que más me ha gustado ha sido la de Milú, el perro de Tintín (si he acertado ha sido pura carambola).
LA MALA
No sé si debo echar la culpa a Raúl o a la editorial Medea Ediciones ante tamaño despropósito. ¿Cómo pueden lanzarse a publicar un libro en estas condiciones, sin hacer galeradas ni pruebas de impresión para subsanar los errores cometidos durante la redacción y maquetación? Aunque no es excusa espero que todo se deba a la modalidad "Edita tú mismo".
Es una pena que la lectura de un contenido ameno sea interrumpida constantemente por innumerables faltas de ortografía, errores tipográficos, fotos cortadas y en mala posición, aparte de líneas viudas, repeticiones de texto y mala redacción que hacen que muchos pasajes sean difíciles de entender y se pierda el hilo ante tanta distracción.
Sólo me queda decir que si el libro tiene la suerte de contar con más ediciones que la presente, por favor repasen el texto y corrijan lo necesario para que los próximos lectores no se distraigan cada dos por tres como me ha ocurrido a mí.
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