Anoche nuestros corazones se elevaron al mismo ritmo que la niebla bajaba. Transportado por los vientos tropicales llegué a sumergirme en las cálidas aguas de Jamaica, buceando entre peces de colores y sacando la cabeza de vez en cuando para coger aire y cantar canciones de libertad. Un colega me dijo: ¡Eh tío, estamos en Garringston! Y era verdad.
Tercera ocasión que tenía la suerte de ver a los Wailers en directo. Una banda de jovenzuelos que acompañan a Aston Familyman Barret, bajista y único superviviente de la formación original que acompañó al mítico Bob Marley. Grandes músicos que no nos defraudaron en las casi dos horas de concierto que a muchos se les hicieron cortas. Un gran frontman que con su voz y sus consignas hacía moverse y cantar al público con gran facilidad, un guitarrista que tuvo sus momentos de gloria en varios solos que se acercaban a otros estilos más contundentes, el teclista y los vientos en conjunto eran los que más animaban al elevamiento espiritual y los coros de Rachel y María junto al batería que mostraba una camiseta culé completaban la banda.
No tenía dudas de que eran un valor seguro y así lo demostraron y compartieron con un numeroso público que se movía inquieto entre nubes de humo más o menos aromáticas dependiendo del grupo al que te acercaras. Captamos su mensaje, no nos preocupamos porque sabíamos que todo iba a ir bien. Y así fue.
2 comentarios:
Qué bien lo "pasemos" priiiimooo!
Y vaya globo, me va a durar el pedo 3 días...
Las canciones de Roberto nos hacen volar... con un repertorioa así, imposible fallar, la banda estuvo voluntariosa pero a Barrett le vimos un poca vagolas. Nunca debió dejar Pink Floyd ;-)
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