Una mañana de mayo del 2000 alguien llamó a la puerta de los Abbey Road Studios de Londres. Era un jovenzuelo con la guitarra al hombro que dijo llamarse Nicholas Rasmullen y ser músico de sesión. Venía a grabar unas bases de guitarra por encargo. El conserje lo dejó pasar sin poner reparos cautivado quizás por su amplia sonrisa. Una vez en el estudio, Nicholas sacó su stratocaster y junto al técnico de sonido grabó entre diez y doce bases que quedaron archivadas en un DAT. Nicholas abandonó el estudio prometiendo volver en un par de semanas a completar su trabajo, pero nunca volvió.
El DAT quedó archivado y nadie volvió a acordarse de Nicholas ni de su grabación hasta el año pasado. Durante el proceso de informatización del estudio un ingeniero escuchó el DAT y quedó asombrado de la calidad de las bases. Intentó localizar al tal Rasmullen que constaba como autor, pero ni sus contactos con otros estudios ni la búsqueda por internet dieron resultado. Se había esfumado.
Pasado este tiempo y sin noticias de Rasmullen, se rumorea que el estudio ha utilizado hace poco las bases en el disco de una banda de gran fama mundial. Quizás sea este el acicate para que el misterioso Nicholas vuelva a aparecer en público. Quien sabe.
El DAT quedó archivado y nadie volvió a acordarse de Nicholas ni de su grabación hasta el año pasado. Durante el proceso de informatización del estudio un ingeniero escuchó el DAT y quedó asombrado de la calidad de las bases. Intentó localizar al tal Rasmullen que constaba como autor, pero ni sus contactos con otros estudios ni la búsqueda por internet dieron resultado. Se había esfumado.
Pasado este tiempo y sin noticias de Rasmullen, se rumorea que el estudio ha utilizado hace poco las bases en el disco de una banda de gran fama mundial. Quizás sea este el acicate para que el misterioso Nicholas vuelva a aparecer en público. Quien sabe.
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