En este nuevo capítulo de la biografía musical del héroe inquebrantable de la guitarra rock en España, nos encontramos un Rosendo más íntimo pero no por ello menos combativo. Lo noto más poeta, llegando mucho más lejos de lo que puede parecer una simple rima fácil; escribiendo con excelsa caligrafía cada verso que conviene escuchar con detenimiento para sacarle todo el mensaje del que están repletos. El guiño de un arreglo de flauta en una de las canciones me trae
a la memoria disputas de juventud del pasado, o quizás reconciliaciones
del futuro o simple coincidencias del presente.
No me canso de repetirlo cada vez que hablo de él: nos encontramos ante el Cervantes de la música española, un custodio lleno de experiencias vitales y un concienzudo observador de la realidad que le rodea y que retrata como ningún otro es capaz de hacer. Que dure y por muchos años, oiga.
Me ha encantado lo del Cervantes del Rock. Este señor lucha por unas cosas que dentro de muchos años se tendrán en cuenta. Hace unos días en mi FB puse un temita de él y dije lo que siempre pienso, que en la asignatura de música se debería hablar del Rock Urbano que salió en los 70-80 en este país y que él debería tener un peso especial. Si yo fuera profesor de música, lo tendría en cuenta.
ResponderEliminar¡Abrazos!
Pues sí porque a esta gente le costó Dios y ayuda salir adelante con sus carreras en tiempos muy difíciles. No digo que ahora sea fácil pero como pioneros que fueron se lo tuvieron que currar a base de bien para abrir un nuevo camino en la música de este país. Y el hecho de que siga en activo después de tantos años le hace todo un superviviente, una rara especie casi en extinción del que los jóvenes pueden aprender mucho.
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