¿Cuántos años llevaba Amy paseándose por el filo de la navaja? ¿Cuántas apuestas se hicieron elucubrando cuando llegaría su muerte? Pues siguiendo las estadísticas más macabras del mundo del rock, no habia duda que lo haría a los veintisiete años.
A partir de hoy muere la cantante que además de voz atesoraba multitud de adicciones y nace un nuevo mito del universo musical que se une a los celebérrimos Hendrix, Joplin, Morrison y Cobain. Supongo que a partir de ahora su domicilio (y lugar de la muerte) en Camden Town, se convertirá en otra parada más de las rutas musicales de la capital londinense, donde acudirán sus seguidores a depositar flores, hacerse fotos y demás signos de respeto. Me quedo con la joven chica a la que le gustaba el ska y me olvido de todas las consecuencias que una fama mal llevada le ha obligado a pagar.
Hasta pronto Amy, ahora que ya eres inmortal.
No es momento de dar lecciones de nada, pero quien juega con fuego... En fin, descanse en paz.
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