Páginas

miércoles, 20 de julio de 2011

El Tercer Testamento de Xavier Dorison y Alex Alice.

He tenido el placer de admirar y leer la edición que reúne los cuatro tomos que desde 1997 a 2003 fueron publicados por separado, y lo agradezco porque nunca fueron de mi agrado los continuará... que te dejaban con la miel en los labios y con ganas de más. Me parece que estoy mintiendo porque al final del libro se anuncia, y perdonen mi desconocimiento, lo que parece ser una precuela del testamento en cuestión. Prometo informarme según vayan aumentando mis conocimientos sobre el tema.
Buen guión el de esta novela gráfica ambientada en la Europa medieval, con todo lo que tiene que tener para enganchar desde el principio: herejes, asesinatos, manuscritos perdidos, enigmas que resolver, viajes que emprender, bellas damiselas, héroes, caballeros y malos de los de verdad sazonados como no, por un toque templario que no puede faltar en un misterio medieval. Sí que debo reconocer que el final no me ha quedado claro al cien por cien y lo más seguro es que necesite alguna nueva lectura para acabar de comprenderlo.
Y si bueno es el guión, mejor aún son las ilustraciones. Uno se siente emocionado cada vez que va a pasar la página, esperando con impaciencia con qué maravilla se va a encontrar. Admiro el trabajo realizado en esas ambientaciones, esos paisajes y esos personajes tan bien realizados. La envidia (sana) me corroe por ser un inútil total a la hora de dibujar, entre otras cosas por supuesto.
Me ha llamado la atención lo bien caracterizados de pájaros que están las huestes del malvado Sayn, con sus capas de plumas y sus máscaras picudas. Me ha hecho gracia la menor oportunidad que aprovecha Alex Alice para mostrar a la protagonista Elisabeth de la forma más sensual posible, a pesar de que sea la hija adoptiva de un obispo. Y debo hacer una crítica negativa, ya que es bastante desagradable que una edición de lujo como la que tenemos entre manos haya dejado pasar por alto la calidad de los textos, en los que nos encontramos no sólo erratas sino lo que es más grave, faltas de ortografía. 
Obviando este último detalle que la editorial debería subsanar, nada más que objetar sobre esta obra con la que he disfrutado doblemente al leerla y al visualizarla.

1 comentario:

  1. Bueno, pues parece que efectivamente hemos coincidido bastante en nuestra opinión. Es, en definitiva, una obra bien recomendable, sobre todo si se lee en la edición adecuada.

    Por cierto, que yo no había reparado en lo de las faltas ortográficas (bastante tenía con usar la lupa para la rotulación del integral mini, supongo), pero vamos... ya le vale a Glénat no cuidar estos detalles.

    Saludos!

    (no veo la opción en tu blog para agregarme a él como seguidor... la tienes activada?)

    ResponderEliminar

Aprieta la tecla, que no da calambre.