Rememorando los inicios de este blog, cuando caí en los brazos de un demonio disfrazado de botella de cerveza, vuelvo a hacerlo dejándome llevar por una rubia peligrosa.
Nos conocimos en aquellas tardes-noches de pub entre amigos allá en el barrio, cuando eramos fieles seguidores de la Douglas. Un par de ellas era el límite, si te atrevías a cruzar la raya tu cabeza estaba perdida. Después de una larga temporada de relación fue sustituida por la Gordon, que si no era de la misma familia por lo menos eran primas hermanas. De muy parecidas características, nos ayudó a olvidar a la desaparecida Douglas sin echarla mucho de menos.
Y he aquí que aparece de nuevo en mi vida, esta vez en mi propia casa y embotellada. Disfrazada de rubia inocente, te seduce hasta que nos encontramos tan cerca que su aroma la delata como una femme fatale. Su etiqueta lo deja claro: 10% de alcohol en una cerveza no es para tomárselo a broma. Pero para entonces ya es demasiado tarde porque han bastado un par de sorbos para caer en su dulce espiral y dejarnos llevar. Grandes sensaciones se viven entonces, con la cabeza un tanto nublada y el espíritu emprendedor de heroicas hazañas, disfrutamos de su efímero efecto para buscar el reposo del guerrero en nuestra mullida cama. Buenas noches y hasta el próximo envite.
3 comentarios:
Borrachuzo desvergonzado
No, no, no. Aquí se fomenta el consumo responsable: "no tome usted más de dos".
Además, seguro que estuvo presente en alguna de aquellas reuniones.
Pues ya sabes lo que dicen por ahí:"a problemas sin remedio litro y medio"
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