No faltaron a su cita. Al igual que miles de años antes, se congregaron en torno al círculo de piedras. Había que cerrar la puerta.
Exactamente a las 5:46 dio comienzo el ritual. En perfecta sincronía con los compañeros de la parte Sur del planeta, dos hombres, dos mujeres y el Oficiante entrelazaron sus manos en torno al altar. Formaron el círculo con sus brazos y el pentáculo con sus cabezas como vértices. En el centro la hoguera, agonizante ya tras haber consumido los aceites y bálsamos adecuados, consumía sus últimas brasas justo en el momento en que comenzaba el amanecer. El primer rayo de luz cruzó a través del portal de rocas más grande iluminando el altar y la última columna de humo que serpenteaba hacia el cielo.
Otro año más, la puerta estaba cerrada en la parte Norte del planeta. La oscuridad vendría pero sin la fuerza necesaria para permanecer para siempre. El Grupo recogió sus enseres y se marchó degustando el sabor del deber cumplido. Se pondrían en contacto con el Grupo del Sur para comprobar si la puerta se había abierto allí, permitiendo el nacimiento de la luz. Dentro de unos meses volverían a coincidir para llevar a cabo su misión de nuevo. Una misión por la que la ignorante humanidad les debía tanto, pero no sabía agradecer.
Otro año más, la puerta estaba cerrada en la parte Norte del planeta. La oscuridad vendría pero sin la fuerza necesaria para permanecer para siempre. El Grupo recogió sus enseres y se marchó degustando el sabor del deber cumplido. Se pondrían en contacto con el Grupo del Sur para comprobar si la puerta se había abierto allí, permitiendo el nacimiento de la luz. Dentro de unos meses volverían a coincidir para llevar a cabo su misión de nuevo. Una misión por la que la ignorante humanidad les debía tanto, pero no sabía agradecer.
Me deja sin palabras...
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