—Ven aquí amigo Sancho y pégate a
mi costado antes de que se desvanezca este instante mágico. Comparte
conmigo la gloria de ser testigo al fin del fruto de tantos años de
estudio porque hoy cobran sentido las largas horas visitando webs de
lo sobrenatural, persiguiendo a los OVNIS con los libros de J. J.
Benítez y viajando en la nave del misterio de Iker Jiménez.
Publicaremos el resultado en Facebook, Twitter y como no, con una
mención especial a mi amada bloguera de la moda
dulcineatopfashion.blogspot.com.
Sancho corrió a su lado y esbozó la
mejor de sus sonrisas mientras Don Quijote enarbolaba su palo selfie
y apretaba el disparador. Sabía que la fama tenía un precio y si su
compañero decía que aquellos molinos eran criaturas sobrenaturales,
pues lo eran. Cualquier cosa valía para salir del paro y mejor
conseguirlo por aquel camino que a través de los programas de
cotilleos que veía su mujer todo el día en televisión.
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