Excelente manera de conocer un periodo
de la historia del que no tenía ni idea, ya que en la etapa escolar
llegaba junio antes de terminar el temario, así que con esta novela
me quito una espinita y ya puedo opinar algo más del Sexenio
Democrático. Por decir algo a mi favor, comentar que por lo menos
del General Serrano sabía algunas cosillas que me comentaba mi
abuelo, puesto que este personaje tenía alguna relación con su pueblo. De
todas formas, la conclusión más importante de estas confidencias es haberme dado cuenta de que hay una historia que no cuentan los libros, o
por lo menos los oficiales, y que merece tanto o más la pena ser
conocida, aunque resulte más difícil llegar a ella. Y del autor,
decir que de él leí en la etapa antebloguiana La Orden Negra,
de la cual no tengo apenas ningún recuerdo, razón esta que propició
entre otras cosas el nacimiento de este blog para subsanar estos
desagradables olvidos.
A través del joven periodista Fernando
Besora, conoceremos la vida y costumbres del Madrid decimonónico más
castizo en el que transcurren los acontecimientos en torno al General
Prim y su asesinato. Un protagonista que cae bien desde el principio
por su modo de vida y su noble carácter, que contrasta con todas las
intrigas, traiciones y gentuza con las que les tocará tratar.
Aficionado a la cerveza, aunque no rechazará un buen aguardiente ni
un buen chocolate con churros para llevar con un poco más de
entereza las largas horas de trabajo que se verá obligado a acometer
para cubrir todos los asuntos que se trae entre manos. Porque no solo
del General Prim tratan estas lineas, sino que hay varias historias
paralelas, algunas bastante truculentas, que suman muchos más
alicientes a la trama principal, con unos personajes que se verán arrastrados
sin remedio por los importantes acontecimientos históricos que
confluyen en este periodo del siglo XIX.
Aunque tengo la impresión de ser un
poco repetitivo, de nuevo sale a colación el tema del politiqueo y
todas sus malas artes, del que este libro es un buen ejemplo para no
seguir por si algún político actual da la casualidad de que lo lee,
dado el origen y profesión del autor. Como curiosidad comentar la
alusión al restaurante Lhardy, que conocía gracias a Arturo
Pérez-Reverte y sus artículos en un conocido dominical.
De nuevo dar las gracias a
Salamancapasoapaso.blogspot.com por la recomendación, que ahora hago
yo extensible por estos lares.
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