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domingo, 30 de diciembre de 2012

Actos del Bicentenario de la Batalla de Arapiles: Recreación de la batalla.

Queda ya poco tiempo para acabar el año y no quería dejar pasar esta entrada sin publicar. El retraso se debe en buena parte a la fiebre foto-videográfica que sufrí el pasado 22 de Julio durante la representación de la batalla. Era tal el espectáculo y tamañas las posibilidades que se desplegaban ante mí, que no quise que se me escapara ninguna fuera de mi objetivo. Así pues, me vi con una ingente cantidad de fotografías (a las que hay que añadir las de mi amigo Fernando García) y videos que al final no he tenido el tiempo suficiente para trabajar con dicho material como hubiera querido. De las fotografías he elegido las más representativas de cada momento de la recreación, y los videos se van a quedar por el momento en el tintero porque no doy para más.
Dejando de lado las lamentaciones y centrándome en el día en que se cumplían los doscientos años de la batalla de Arapiles o Salamanca, diré que me lo pasé en grande disfrutando del evento. Las guerras no son buenas, ni siquiera las que podríamos calificar como justificadas. Con toda seguridad se pierde más que se gana y el precio a pagar siempre es más alto de lo estipulado. Además, casi siempre paga el pato el inocente y el más débil. Pero cuando se hacen eventos de este tipo, con tanto respeto por lo perdido y convirtiéndolo casi en un juego, quizás pueden servirnos de lección y recordatorio para no volver a cometer los mismos errores. Esa es la conclusión que quiero sacar de todo esto. Queda en el recuerdo un toque de romanticismo de aquellos tiempos tan diferentes a los actuales (o no), que no debe confundirse con otros sentimientos más profundos.
Desde la falda del Arapil Grande, cientos de recreacionistas ataviados con los uniformes y aperos de la época napoleónica, pusieron ante nuestros ojos las formas y movimientos de combate que sólo conocíamos por las crónicas de aquellos días: ataques de caballería, disparos de infantería y cañonazos mostraron a pequeña escala lo que pudo ser parte de lo acontecido en el mismo lugar en 1812. Un público multitudinario seguía atento y a cierta distancia las progresiones en el campo de batalla. Poco a poco, y mientras el final de la batalla se acercaba, el público perdió el respeto a los disparos de fogueo y se acercó cada vez más al escenario para rodear y no perder detalle de los últimos coletazos de la refriega. Los soldados franceses retrocedían y los ingleses avanzaban en pos de la victoria, las auxiliares cuidaban de los heridos y los generales, desde su punto de vista privilegiado daban las últimas órdenes de batalla.
Con la representación acabada y todos los honores y homenajes rendidos, los participantes se retiraron en formación hacia el pueblo de Arapiles para recobrar fuerzas. En su cara se veían signos de satisfacción, y mientras saludaba y felicitaba a los que me iba cruzando por el camino, aumentaba esta sensación. Otros privilegiados lo habían visto todo desde unas carpas cercanas al campo de batalla para que los rigores del sol no les molestaran. Entre ellos se encontraban muchos de esos políticos que no le han hecho caso al evento ni al lugar durante muchos años, pero que no pierden la oportunidad de acudir ese día a sacarse la foto y quedar retratados para la posteridad. Supongo que hace doscientos años pasaba lo mismo y aquí seguimos poco más o menos. Valga el consuelo de que por lo menos ahora no dirimimos nuestras diferencias a cañonazos, y esperemos que esto siga sin cambiar también.

2 comentarios:

  1. Gran victoria en Arapiles contra los franchutes.
    Yo servi en el ejército en el Batallón de Cazadores de Montaña Arapiles 64 : )...allá por el año 1992, casi ná!!no ha llovido desde entonces.
    Saludos

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  2. A ti por lo menos te suena la historia, porque hay un montón de gente de este país a los que Arapiles les suena a chino. Es triste que sea más conocida fuera que aquí, pero es lo que hay.
    Saludos y feliz año.

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