De entre las cosas buenas que tiene internet, una es la posibilidad de contactar con gente que no conoces de nada pero que comparte contigo aficiones, enseñanzas y vivencias. Sin esta herramienta estos contactos serían imposibles ya que la distancia geográfica es imposible de saltar por otros caminos.
Uno de estos momentos mágicos de internet se dio a raiz de la desgraciada y prematura muerte del entrenador de fútbol Manolo Preciado. Con toda mi sinceridad y emoción de aquel momento publiqué una entrada (ver enlace) que llegó muy lejos a través de la red. Exactamente hasta César García Santiago, editor de Ediciones La Cruz de Grado, el cual, tras leer mi blog y muy amablemente, me envió un ejemplar del libro que nos ocupa hoy.
En ¿Quién mejoraría a Preciado? Cinco años de un técnico sportinguista de récord, se nos narra el periodo que Preciado estuvo al frente del Sporting de Gijón desde la temporada 2006-2007 hasta la 2010-2011. Así, partido a partido compartiremos esas vivencias futbolísticas que hacen este deporte tan especial. Alegrías y tristezas que equivalen a triunfos y a derrotas, a sufrimientos al borde del abismo del descenso o a tocar la gloria de los ascensos y permanencias en la máxima categoría del fútbol nacional. Pero no es tan solo una recopilación de datos histórico-deportivos, sino que lo que hace especial a este libro es que el propio Preciado nos da su opinión personal de aquellos momentos en los que se vio involucrado.
Manolo Preciado era un hombre directo, sin pelos en la lengua y muy sincero. Los tacos pueblan sus declaraciones, pero no suenan soeces porque le salen del alma. Muestra sus sentimientos sin sentir vergüenza y eso es lo que le hizo tan grande para tanta gente. Leyendo sus páginas, muchas veces me confundo debido a la épica de las narraciones y me pregunto ¿estoy leyendo un libro de fútbol o un cantar de gesta? Si cambiamos los nombres de los jugadores por el de caballeros, el de los estadios por castillos y el de los encuentros por batallas, en poco diferiría la trama.
Manolo Preciado era un hombre directo, sin pelos en la lengua y muy sincero. Los tacos pueblan sus declaraciones, pero no suenan soeces porque le salen del alma. Muestra sus sentimientos sin sentir vergüenza y eso es lo que le hizo tan grande para tanta gente. Leyendo sus páginas, muchas veces me confundo debido a la épica de las narraciones y me pregunto ¿estoy leyendo un libro de fútbol o un cantar de gesta? Si cambiamos los nombres de los jugadores por el de caballeros, el de los estadios por castillos y el de los encuentros por batallas, en poco diferiría la trama.
Quiero dar las gracias a César García Santiago por haberme hecho partícipe de esta obra que si no fuera por él con toda seguridad no habría llegado a conocer. Y felicitarle por una edición tan cuidada y de grandísima calidad. Un magnífico papel, una maquetación brillante que te entra por los ojos como una niña bonita y el apéndice a todo color del final, con un montón de fotografías donde vemos el físico de Preciado cambiar con el tiempo, lo vemos reir, llorar, gritar, sufrir... En definitiva, lo vemos vivir aunque ya no esté con nosotros.
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