Juanjo Guarnido nos confiesa en esta
obra los intrincados quehaceres que debe llevar a cabo a la hora de
dar color a nuestro querido y añorado amigo gatuno Blacksad. Para
ello nos ofrece sus pruebas de acuarela, que no hacen otra cosa que
demostrarnos algo que ya sabíamos pero que algunas veces se nos
olvida: el enorme trabajo que conlleva la creación de un cómic.
He llegado a pensar que parece mentira
que los cómics existan. Un proceso creativo tan complejo que engloba
guión, storyboard, el propio dibujo, entintado, color, trabajo de
ordenador... seguro que toda esta retahíla ha echado para atrás a
más de un atrevido que ha osado enfrentarse a este mundo. Sin
embargo, la prueba irrefutable de que hay quien se atreve con ellos
es la cantidad de publicaciones que tenemos a nuestra disposición.
Guarnido nos habla de la importancia de
la luz y del color a la hora de ambientar cada escena y su
decoración. Hay que tener en cuenta la hora del día, la estación
del año y el tiempo meteorológico para que todo cuadre a los ojos
del lector y ninguna viñeta desafine en la composición final.
Al observar los distintos bocetos para
cada situación y compararlos con el resultado final, tengo la
sensación de que son tan iguales y tan distintos a la vez, que sólo
hago que admirar cada vez más el trabajo del dibujante ante la
cantidad de decisiones que debe tomar para lograr un buen trabajo.
Echo de menos a Blacksad y me iba a
atrever a pedir un nuevo número, pero después de ver la cantidad de
trabajo que cada volumen lleva detrás, me voy a cortar un poquito y
voy a dejar que los autores se tomen el tiempo que crean necesario
para su elaboración.
Y hablando de autores, no hay que olvidar al
guionista Díaz Canales. Quizás muchos os preguntaréis que pinta un
guionista en un libro dedicado al proceso de creación de la parte
visual del cómic. Pues mucho, porque sin guionista el dibujante no
tendría las referencias necesarias para dar forma a las imágenes
que relataran la historia con la coherencia y comprensión
necesarias.
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