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martes, 15 de noviembre de 2011

La Condesa Sangrienta de Alejandra Pizarnik.

Arrastrado por el huracán Caruso, me veo de nuevo inmerso en una serie de terroríficas imágenes esta vez dedicadas a la bien conocida por mí Condesa Báthory. El breve artículo de la argentina Pizarnik sirve como excusa sin igual para dar pie a una galería de espeluznantes recreaciones del macabro universo de la noble habitante del castillo de Csejthe. El texto, cual manual de tortura, se centra de forma principal en los diversos métodos de agonía y sacrificio que utilizaba la Condesa y sus secuaces para extraer hasta la última gota de sangre de sus víctimas.
Y hablando de sus secuaces, todavía tengo los pelos de punta al pensar que Darvulia, la principal maestra y asesora de Erzébet Báthory en temas sádicos, desapareció en 1610 de forma misteriosa. Sabiendo como sabía de magia negra, rejuvenecimientos y demás, temo al pensar que todavía ande rondando por este mundo. La próxima vez que vea un grupo de gatos negros pondré en alerta todos mis sentidos por si las moscas.
Al igual que en el libro del Monje y la Hija del Verdugo (ver enlace), destaco de nuevo las ilustraciones de Santiago Caruso. En esta ocasión me impresiona ver como realza el rojo color de la sangre sobre escenarios en blanco y negro, que hacen que este elemento tan codiciado por la Condesa se ponga más de relieve aún. Otra estupenda edición del Zorro Rojo, libros para fijarse en como se deben hacer de bien las cosas.

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