Hace pocos días se cumplió un año de tu marcha y se te sigue echando de menos. Recuerdo aquellos comienzos en el Turno de Noche, donde me abriste los ojos al misterio y a la historia. Aquellas madrugadas acompañados de grandes maestros como Germán de Argumosa y después en la Rosa de los Vientos el mítico Fernando Jiménez del Oso. Poco a poco y de tu mano, me fui iniciando en conocimientos que no tenían cabida en otro lugar. Inolvidables tus pasajes de la historia, las tertulias con tus colaboradores... Y después tus libros, que manera tan amena de adentrarse en el mundo de la historia: los godos, los romanos, los conquistadores... Cuanto te debo Juan Antonio, sigo en deuda contigo. Cuanto me hubiera gustado conocerte en persona y poder charlar tan solo unos minutos... Me consuela saber que tu recuerdo sigue vivo en muchos lugares y nunca se olvidará. Fuerza y Honor, amigo Cebrián.
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