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domingo, 17 de noviembre de 2019

Misery de Stephen King


Cuando una afición pasa del mero entretenimiento y se transforma en algo obsesivo y enfermizo se convierte en un problema. Cuando el seguidor conoce tanto o mejor el tema que el propio autor, puede llegar a pensar que tiene derecho a intervenir en su proceso creativo si este toma derroteros contrarios a su gusto o parecer. Pero ¿y si realmente el autor está equivocado y necesita que lo reconduzcan de nuevo hacia el camino correcto? ¿y si esa reconducción no es todo lo pacífica y amigable que debería? Esto es lo que me inquieta: por un lado esa duda sobre si Annie Wilkes tenía razón; y por otro, y que es mucho más terrorífica, que yo conocí a una persona exactamente igual que ella y porque tuve una etapa de mi vida donde experimenté de primera mano lo indefenso y dependiente que se es cuando tienes una pierna rota.
La lectura del libro ha sido más que emocionante, a pesar de conocer a grandes rasgos la trama porque vi la película hace años. Ha habido momentos de tensión en los que pensaba que Annie no sería capaz de hacer lo que se intuía que se avecinaba y momentos de terror y escalofrío cuando finalmente lo hacía de forma tan cruenta. En sus manos se repartían a partes iguales los cuidados terapéuticos y la tortura más insana, todo dependiendo de su estado de ánimo.
Agradezco a Stephen King, además de la obra en sí, todo lo que enseña del mundo de la escritura de forma paralela a la trama. Por algo lo considero junto a Neil Gaiman, el mejor maestro en mis afanes creativos.
Y en cuanto a la película, que he vuelto a ver tras acabar el libro, destacar como llega al mismo destino siguiendo caminos diferentes pero muy cercanos al original aunque mucho más suavizados. Me ha llamado la atención la habilidad de Paul Sheldon para encender cerillas con una sola mano y me queda pendiente por responder la pregunta de por qué cambiaron el modelo de coche del escritor. No entiendo bien por qué pasaron de un Camaro a un Mustang, siendo ambos grandes clásicos del motor. Supongo que habría derechos de imagen de por medio. A saber.

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