Londres es el escenario perfecto para ambientar cualquier tipo de historia. No importa cuál sea la trama o el estilo porque siempre habrá algún rincón en esta ciudad que lo acoja sin problemas. Esta convicción llegó para quedarse hace unos cuantos años, cuando tuve la oportunidad de recorrer las calles londinenses con tiempo de sobra para darme cuenta de que cada vez que doblaba una esquina se me abría un nuevo mundo diferente al que acababa de dejar atrás. Y que el mismo lugar se transformaba dependiendo a qué hora del día o de la noche se recorriera. Habiendo vivido esta sensación en primera persona, cada vez que leo una historia ambientada allí, por muy fantástica o de ficción que pueda llegar a ser, tengo la certeza de que puede ser perfectamente real puesto que en Londres todo es posible.
El rey rata me ha parecido en primer lugar un relato original, donde se mezclan o deforman los cuentos clásicos para darles un significado muy diferente al primigenio, cosa que me gusta especialmente. Por otra parte, no puedo evitar rememorar con su lectura a Neil Gaiman, tanto en estilo como en ambientación, cosa que también me agrada. Y por último, y para ser un poco discordante y que todo no sea bueno, aunque es totalmente achacable a mi ignorancia, decir que patino con total rotundidad en otro tema que abunda en el libro y que no es otro que el estilo de música drum n' bass. Hay multitud de referencias a este mundo que han caído en saco roto porque mi desconocimiento total hacia este ambiente musical han impedido que le haya sacado más partido a esta obra. Entono mi mea culpa pero sigo fiel al rock and roll.
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