Tarde o temprano tenía que ocurrir y al final ha pasado. El alto listón dejado por Abercrombie en sus anteriores obras no ha podido mantenerse y ha caído en el final de esta trilogía. A pesar de darnos una buena ración de lo que tan bien sabe hacer como introducir personajes nuevos que se entrelazan con los ya conocidos; o secundarios que toman el relevo a los principales evolucionando y cambiando a lo largo de la historia; o ser totalmente impredecible sin saber nunca por donde va a seguir la historia... A pesar de todo esto me ha decepcionado porque ha despachado un montón de situaciones de forma rápida y poco convincente, dejando un final muy abierto y agridulce que no ha conseguido llenarme como lo hizo con sus otras obras.
Esta crítica no quiere decir que no haya sacado cosas positivas del relato como sus frases que merecen ser apuntadas y llevadas a la vida real para ponerlas en práctica lo antes posible para nuestro beneficio:
"El combustible del miedo es la ignorancia. La muerte del miedo es el conocimiento."
"Los sabios esperan su momento, pero nunca lo dejan pasar"
Y con este sabor amargo seguimos en espera de podernos desquitarnos en breve y olvidarlo como agua pasada con su nueva obra que está a puntito de ser publicada.
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