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miércoles, 10 de diciembre de 2014

El Meister - Sala Potemkim Salamanca 28-XI-2014


Si ya conocíamos a Javier Vielba de sobra en sus facetas Arizona Baby y Corizonas, sólo nos quedaba verlo en su versión solitaria con el apelativo de El Meister. Y si ya nos gustaban las dos primeras, no podía fallar la tercera. Y así fue la otra noche en la sala Potemkim, hogar de acogida del ecléctico y polifacético artista pucelano.
Armado con su voz, guitarra, bombo, pandereta y efectos del Telediario de los ochenta, El Meister empezó a dar rienda suelta a los variados animales de su Bestiario, haciendo las delicias del escaso pero selecto público asistente en lo que más parecía una fiesta entre amigos que un simple concierto. Porque lo dio todo y más (prueba era la sudada que tenía encima al terminar de cantar), liberó el Bestiario y siguió sacando maravillas de debajo de su barba en forma de versiones punk o coplas de la vendimia. Da igual lo que sea, si pasa por el tamiz de la voz y guitarra del Meister queda convertido en arte para nuestros sentidos. Sus canciones son el fruto de hacer lo que le da la gana, son composiciones libres en las que caben todo tipo de estilos y versiones: igual caen de Silvio Rodríguez o el Autosuficiencia de Parálisis Permanente, una canción tradicional o finalizar bailando y cantando entre el público al más puro estilo Alaska.
No me queda ninguna duda de la gran capacidad creadora que posee Javier Vielba, la pena es que esté sólo reflejada en las ocho canciones del Bestiario, cuando tiene muchísimas más que según nos confiesa grabará en cuanto le dé permiso la compañía Subterfuge. Para matar el gusanillo os dejo el video de una canción de la que desconozco su nombre y cuyo estribillo es “antes sí, pero ahora ya no”
Gran señal positiva es que se nos hiciera tan corto el concierto, amenizado entre canción y canción por los comentarios del artista, que como no podía ser de otra forma, noqueó el bombo durante la actuación siguiendo su afición a romper cosas (cuerdas de guitarra con Arizona Baby). Esta vez el Señor Marrón no estaba sobre el escenario para arreglarlo, pero sí infiltrado de incógnito entre el público. Y gracias a Mrs. R por la compañía y el Jagermeister ¡Valiente!

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