La única cerveza navideña que ha
pasado por casa en estas fiestas ha sido esta variedad de Gordon,
aunque para ser sincero tras catarla, puedo afirmar que se trata de
la Gordon de toda la vida con un etiquetado especial.
Y digo Gordon de toda la vida porque
esta cerveza copó durante mucho tiempo nuestras reuniones de los
jueves en la cervecería del barrio. Recuerdo aquellos días con
añoranza, pues aquellos encuentros de amigos en torno a una mesa y
unas cervezas por medio daban pie a tratar temas interesantísimos y
muy amenos. Una tradición que por desgracia se perdió pero que
forjó unos lazos muy fuertes entre los asistentes.
Y ya centrándonos en lo catado,
diremos que la Gordon es una cerveza muy oscura sin llegar a negra,
de espuma espesa tipo café que desaparece rápido, aroma a tostado y
sabor fuerte, donde el alcohol (8,8%) se nota presente en nariz y
paladar. El amargor inicial se va tornando dulzor al final y el
carbónico que pica en la boca se transforma en calor al llegar al
estómago.
En cuanto a la presentación, destaco
la chapa que me recuerda a las manchas de las vacas, aunque aquí el
blanco y negro se haya cambiado por el rojo y blanco más navideño.
En cuanto a la etiqueta, un simple paisaje navideño con nieve y poca
cosa más que queda un poco pobre. Sí es de valorar el pack de
cuatro botellas más copa en el que se comercializa.
La cerveza en sí es muy recomendable, aparte
de su calidad por todo el sentido simbólico y los recuerdos que me
trae, aunque la presentación navideña podría haber dado un poco
más de si.
Más dulzona que la Duvel y la Voll Damm o por ahí?
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