Me repito al decir de nuevo que el miedo es un sentimiento muy personal. Una situación que hará reir a algunos, en otros provocará miedo. Quizás no ocurra todo al mismo tiempo y sea necesario encontrarse solo o de noche para que la sensación aparezca, pero aparecerá.
Lorenzo Fernández Bueno conoce bien las tradiciones populares, las leyendas y las supersticiones de este pais. De hecho, se ha recorrido toda la geografía hispana y buena parte de la extranjera en busca del misterio, recogiendo y anotando todo aquello que encajara con los adjetivos curioso, extraño o misterioso. En este caso, abandona la divulgación para pasar a la narrativa y basándose en hechos reales, construye diez relatos que con toda seguridad despertarán en nosotros algún momento de terror por no decir unos cuantos.
Aunque ha cambiado nombres de protagonistas y localizaciones, es fácil descubrir en alguna ocasión de donde proviene su inspiración: el pueblo de Ochate, el hombre lobo gallego o el hombre del saco almeriense valen de ejemplo; otros me suenan por haberlos escuchado en programas radiofónicos durante la madrugada. De todas formas, esto importa poco, ya que la narración ágil y amena del autor nos sumergirá pronto en cada trama, sobre todo si es de la que ha tocado nuestra fibra miedosa. Y por apostar, me juego una moneda a que Lorenzo ha sido el protagonista en primera persona de alguno de los relatos que le han servido de inspiración.
En mi caso, reconozco que ha habido varias historias que me han hecho pasar con rapidez por el pasillo de casa o taparme un poco más de lo habitual la cabeza con la sábana durante la noche. Incluso alguna parte del libro que leí donde no debía me hizo sobresaltarme más de la cuenta, pero estas cosas son las que realmente le dan sabor a estas lecturas. Además se lo voy a recomendar a Ms. R, que seguro disfruta de él tanto o más que yo.
Terrores nacionales?? Uff hay que pensarselo entonces porque son peligros reales que pueden aterrarnos en nuestros viajes.
ResponderEliminarMe fio de sus recomendaciones Mr Gibson así que me entrometeré en el terror que no me llama con la esperanza de no salir escaldada.
Miss R.