Y si hace apenas unos días que leímos
la primera parte del Apocalipsis Z, casi sin tiempo para perder el
hilo de la historia nos hemos terminado la segunda. Lectura rápida y
adictiva la que nos propone Loureiro para continuar con las aventuras
de nuestro anónimo abogado gallego en pos de la supervivencia.
En esta segunda entrega abandonamos el
formato diario de la primera para ponernos bajo el punto de vista de varios personajes, incluso bajo la carne putrefacta de algún zombie
en alguna ocasión. Aparecerá alguna hipótesis que intente explicar
el proceso de zombificación y para nuestro desasosiego comprobaremos
de nuevo que esas criaturas no son el peor enemigo con el que nos
podemos encontrar. Homo homini lupus que decían los latinos.
Tras una primera parte del libro llena
de explicaciones, donde se intuye una futura lucha por los recursos
que quizás degenere en una involución a tiempos de la Edad Media,
la acción y las situaciones difíciles vuelven para los
protagonistas. Lo que parecía ser una narración llana y predecible
sufre sin embargo un par de giros que harán cambiar positivamente
nuestra opinión hasta el final, que nos dejará pendientes y
expectantes para iniciar tan pronto como sea posible la lectura de la siguiente entrega.
Me han llamado especialmente la
atención las curiosas, pero bien posibles, elucubraciones sobre el
futuro de la política nacional tras el Apocalipsis. Me pongo en
lugar de Manel Loureiro y adivino lo que debe haber disfrutado
manejando como marionetas a nuestros dirigentes, por una vez se han
cambiado las tornas y no son ellos quienes dirigen los hilos, incluso
aparece reflejado con sutileza el incierto futuro que le espera a un
personaje político muy de actualidad últimamente ¿quién será?
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