Siguiendo la estela de Zapico sin apenas tiempo para interludios, ya ha caído la tercera obra de este autor que pasa a ser uno de los más respetados en este blog. Y son mil razones las que generan esta aclamación.
Leyendo su biografía, se ve con claridad que la evolución en su carrera ha sido muy favorable y va por muy buen camino. En su dibujo noto también este crecimiento, con unos trazos que han pasado de ser más agresivos y angulosos a adquirir cierta suavidad y redondez. En la elección de los temas a dibujar se intuye que le encanta la historia y lo que es mejor, sabe como divulgarla.
En esta ocasión le toca nada más y nada menos que a la vida de James Joyce, el escritor irlandés famoso por su Ulises entre otras obras. Aquí Zapico se ha dejado la piel en un trabajo arduo y memorable, pues reflejar la inquieta biografía de Joyce no es moco de pavo. Una existencia tan movida con tantos cambios de domicilio trotando de país en país y tantos avatares familiares sobre el papel no están al alcance de cualquiera. Infinidad de personajes y localizaciones deben haber sido un trabajo extenuante para el asturiano, pero viendo el resultado final puede estar más que satisfecho con lo logrado.
Y en cuanto al protagonista del cómic, decir que no he leído nada de él pero espero que, para satisfacción del autor, reconocer que me ha picado el gusanillo de plantearme al menos la lectura del Ulises, un libro que según lo oído no debe ser nada fácil de devorar. A esto se añaden los recuerdos de mi viaje a Dublín, y la espinita clavada al pasear por sus calles y encontrarme cada dos por tres placas conmemorativas de episodios reflejados en el Ulises y de los que yo no tenía ni idea de qué trataban. Estas situaciones me sientan especialmente mal y procuro ponerles remedio lo antes posible.
Tras conocer un poco a Joyce, decir que era un canalla con talento, un artista sinvergüenza cuya afición al alcohol y a la vida nocturna le sirvieron no sólo para destruir su salud, sobre todo sus ojos y su estómago, sino para mantener una extensa vida social y codearse con los grandes de su tiempo: Eisenstein, Matisse, Yeats, Bernard Shaw, H. G. Wells, Carl Jung, Samuel Beckett o Proust son una mínima muestra de la gente con la que se codeó este manirroto pero genial personaje. Es solo una suposición, pero con la vida que le gustaba llevar y proviniendo de Irlanda, si hubiera nacido unos años más tarde con toda seguridad estaríamos hablando ahora de una famosa estrella del rock. Why not?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aprieta la tecla, que no da calambre.