Desde tiempos inmemoriales dice la Biblia:
—Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer
y comiste del árbol de que te mandé diciendo:
“No comerás de él”,
maldita será la tierra por tu causa;
con dolor comerás de ella
todos los días de tu vida,
y comiste del árbol de que te mandé diciendo:
“No comerás de él”,
maldita será la tierra por tu causa;
con dolor comerás de ella
todos los días de tu vida,
espinos y cardos te producirá
y comerás plantas del campo.
y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan,
hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres
y al polvo volverás.
hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres
y al polvo volverás.
Gén. 3:17-19
En la Segunda Guerra Mundial los nazis daban la bienvenida a los campos de concentración con el Arbeit Macht Frei: “El trabajo nos hace libres”, con todas las nefastas consecuencias que ello acarreaba.
“No me gusta el trabajo, nací cansado.
El trabajo es sagrado, por eso no lo toco...”
En la actualidad, casi un cuarto de la población activa del país está en el paro.
Podría seguir enumerando referencias históricas sobre el trabajo como la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos después de la guerra de Secesión, la Revolución del Proletariado de 1917 o el Artículo 35 de la Constitución Española.
Un montón de ejemplos de tipo religioso, político y cultural que me llevan a pensar si realmente los tiempos han cambiado o seguimos anclados en alguno de los episodios anteriores. Y lo peor de todo, ¿qué papel debemos tomar para intentar arreglar esta situación?
Para mí, que ni los aspectos religiosos, sindicales o de la patronal me sirven, me encuentro ante un cruce de caminos donde no hay indicadores que me orienten sobre qué camino seguir. Y los hechos históricos son tan variados y peligrosos que tampoco me sirven de brújula. Me temo que a menos que surja alguna posibilidad renovada y audaz, volveremos a tropezar de forma caprichosa con una nueva circunvolución de la historia, cosa poco halagüeña para el común de los mortales.
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