Tras el buen sabor de boca que nos dejó Nevermore, no podíamos dejar pasar de largo la oportunidad de leer otra obra de los mismos autores, siendo el resultado satisfactorio también.
Ambientado magistralmente en un escenario idílico para el terror como es un parque de atracciones abandonado, descubriremos con la ayuda de la joven protagonista si es posible encontrar algún rastro de benevolencia dentro de algo supuestamente malo. Y digo supuestamente porque es la sociedad o nuestra civilización la que dispone las etiquetas según el grado de similitud o diferencia con su impuesta normalidad.
Destacan en esta obra los dibujos de los escenarios, reflejando a la perfección el ambiente nocturno y con niebla. Consigue con éxito sumergir de lleno al lector en una atmósfera más que propicia para que crezcan el misterio y el terror. Con una primera parte totalmente visual donde no hacen falta diálogos para seguir la trama y dejarnos llevar sin dificultad. Y con la curiosidad de que los bocadillos no son opacos como en tantos otros cómics que he leído, sino que son semitransparentes dejando ver parte de los dibujos que hay tras ellos.
Tras dos lecturas exitosas, ya no quedará duda alguna de que esta pareja de autores es sinónimo de buen hacer y buen disfrute para los lectores que disfrutamos con estos temas no tan oscuros como muchos piensan. La próxima obra suya que se ponga a tiro que dé por seguro que no escapará.
Parece que va a ser una buena apuesta, por lo que cuentas. De momento me llama bastante la atención y esta en mi lista a conseguir en cuanto ponga un pie en España de nuevo.
ResponderEliminarPD: Gracias a ti también por haberte pasado por mi blog. Aunque me da un poco de reparo porque no tiene un tono demasiado...serio.