Aquí tenemos un nuevo billete virtual con destino a Bélgica, tierra famosa por sus magníficas cervezas y sus espléndidos cómics. Y espero que pronto dejen de ser virtuales para ser reales y poder degustar estas maravillas in situ, pues hoy nos encontramos con otro de esos ejemplares cerveceros que pasan a engrosar la lista de repetibles y a ser posible por aquellos lares.
Esta rubia espumosa pertenece al club de las de andarse con cuidado (dícese de aquellas cervezas rubias que parecen normales y si te dejas llevar por sus encantos te das un calabazón de cuidado). Te hipnotizan con el color y te embriagan con su sabor, en el que a pesar de su 7,5% de alcohol no se detecta ni se huele como ocurre en otras cervezas de graduación elevada. Así, caemos con inocencia y nos dejamos llevar por su gaseoso e intenso sabor acaramelado, confiando en la santidad y buena ventura reflejada en su etiqueta. La Virgen no puede estar detrás de nada maligno y su estilizada botella, cual arco ojival de un templo gótico, nos conduce sin reparo a las alturas llegando a ver la luz del conocimiento abierta de par en par en esta experiencia religiosa.
Resumiendo y de vuelta a la tierra, cerveza hecha por manos humanas para llegar a la santidad, o por lo menos hacérnoslo creer a nosotros, pobres mortales. Y lejos de hacer penitencia, caeremos de nuevo en la tentación, ya que esta es sólo una de las cinco variedades que ofrece la marca belga además de un queso para acompañar. Ya estoy pecando de palabra, obra y omisión...
Más info en: http://www.corsendonk.com/
muy, muy rica, muy, muy recomendable...
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