Si un buen refrán definitorio de la primera parte sería "el que juega con fuego se quema", para esta segunda no vendría mal "el pez grande se come al chico" o "los últimos serán los primeros". Porque si parecía que había no pocos secretos en El Triángulo Secreto, en INRI hay más y muchísimo más increibles todavía.
El personaje clave es sin duda el Hombre del Hacha que aparece en la portada. Un ser que podría ser considerado un agricultor del terror, pues siembra muerte, la riega con sangre y recoge odio en una gran cosecha. Todo un terrorista de la Edad Media que no deja a ninguna conciencia indemne.
Con todos los libros de misterio que he leído, quien me iba a decir a mí que en estos cómics encontraria respuesta a temas que no me quedaron muy claros en su día, como por ejemplo el de la alquimia. El intrincado lenguaje alquímico, un puro galimatías para los no iniciados e incluso para aquellos un poco versados en ello, ha cobrado significado en mi cabeza de forma indirecta a través de esta historia. Parece que por fin la tierra negra se ha aclarado un poco para mí.
Y otra cuestión que he refrescado de mi memoria gracias a este libro, es la que muchas veces me había planteado en conversaciones trascendentales y religiosas: Jesús prometió que volvería algún dia a la Tierra, pues yo me preguntaba que pensaría de la Iglesia Católica si regresara en la época actual. ¿Estaría conforme con los derroteros que ha tomado su mensaje inicial? ¿Estaría de acuerdo con la organización jerárquica de la Iglesia? ¿Visitaría el Vaticano? Y por la otra parte ¿le convendría a la Iglesia que Jesús apareciera ahora o sería mejor que esperara otros dos mil años? Con toda seguridad lo quitarían del medio diciendo que era un loco iluminado y lo encerrarían de por vida en un manicomio.
En fin, cuantas cuestiones se me plantean al leer este volumen que sigue sin acabar aquí. El problema es que para conseguir lo que viene no sé como me las apañaré. A lo mejor ocurre un milagro que me dé acceso a ello o si no como hasta ahora habrá que buscarse la vida.
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