Cerveza Belga Judas.

Preciosa rubia que te encandila con su dorado color, te embriaga con su espirituoso aroma e hipnotiza tus sentidos como la serpiente que forma la S del logotipo. Y luego, sin piedad ni remisión, te devuelve a la realidad con un golpe de sabor y gas en la garganta. Quizás de ahí viene su nombre, como si de una traición se tratara, aunque si estoy en lo cierto se trata de una dulce traición.

Degustamos esta delicia belga de 8,5% acompañada de carnes con las que muestra una buena relación. Se alarga la cata y llega al postre de nueces y chocolate donde también hace un gran papel. Hay que tener cuidado con el carbónico porque igual que entra busca una salida que puede ser tumultuosa si no se controla. Igual ocurre con su consumo, cuyo exceso conllevará al dolor de cabeza.