Aunque intentemos negarlo muchas veces, no podemos obviar que somos hijos de la sociedad de consumo, y como tales, así nos comportamos. Y ¿a qué viene todo esto? Pues para extraer un suceso positivo tras caer en una de las muchas trampas comerciales que nos tienden los que viven de ello.
Recorriendo los pasillos de una superficie comercial, y más concretamente el de las cervezas, me ví atraído por unas grandes letras de color rojo que decían OFERTA. Y hacía allí me dirigí cual mosca ensimismada por una luz brillante por no poner un ejemplo más escatológico. Cerveza Sureña era el producto que se ofertaba y que no conocía. Cogí una lata para ver de qué se trataba y las dudas que tenía se disiparon al ver que el fabricante era Alhambra. Un pack de seis al carro y luego para casa, un tiempo para que se enfriara en la nevera y a catarla. Y me gustó...
Una rubia un pelín morena, suave pero con fuerza y una idea clara en mi mente: este verano vamos a compartir muchos momentos. Días después, hablando con otros aficionados a la cerveza, comenté la jugada y cual sería mi sorpresa al ver que coincidíamos en el pleno acierto de nuestra elección. El boca a boca se extendió por nuestro círculo familiar y ahora no es extraño encontrarla en la mesa para deleite de invitados.
Quede aquí clara mi recomendación: Sureña en tu mesa este verano, a cualquier hora será bien recibida.
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